capítulo 23

—Anoche intentaste montarme en el coche como una encantadora de serpientes, cariño. No creo que ninguno de nosotros esté preocupado por que seas un pez muerto en la cama —las manos de Remington subieron más—. ¿Y la idea de decepcionarme cuando te desnudes para mí? Ni en sueños. Soy un hombre pacient...