¿Qué me hiciste?

Ella

—¡Ryatt! —grito su nombre mientras él me penetra desde atrás. Me agarra de las caderas, ajustándome para colocarme donde él quiere, y comienza a devastar mi cuerpo.

Es como si cada parte de mí—cada célula, cada nervio—se concentrara en sus movimientos. Después de un momento, se inclina sobre m...