Deja que recuerde

Ryatt

El camarero de la pintoresca posada en la que nos alojamos por la noche me sirve otro vaso de whisky solo. Asiento en agradecimiento mientras pequeños pinchazos de dolor recorren mi columna vertebral, como ratones corriendo. Nos tomó tres saltos llegar desde ese infierno donde nació mi hija d...