Ese no es mi nombre

Sarah no se aparta de la ventana. El amanecer aún no nos ha alcanzado, no del todo, pero los primeros indicios de la mañana se cuelan por las cortinas. La escarcha abraza los cristales. Será otro día gélido, más frío que el anterior. La tenue luz se desliza sobre su piel, iluminando su rostro en pla...