No lo suficiente

Me ahogo al despertar. El humo llena mis pulmones, sofocando mis sentidos durante preciosos segundos que rápidamente me doy cuenta de que no tengo. Voces amortiguadas llenan mis oídos—unos cuantos gritos de dolor, de sorpresa. La gente llama a sus amigos y camaradas.

No estoy en el más allá. Lo sé ...