No hay nadie

La luz de la mañana aún juega sobre el jardín de la casa cuando mi mamá sale al porche trasero con una taza de café en cada mano. Me pasa una mientras estoy sentada en los escalones, entrecerrando los ojos por el sol, donde Skye se pierde en el resplandor. Está jugando con sus piedras otra vez, las ...

Inicia sesión y continúa leyendo