Capítulo 35

Las manos siempre hábil del vaquero que durante tantos años le enseñaron y le sirvieron para hacer magia con las sogas y atrapar a los potros salvajes, se movieron con rapidez hasta enganchar la pequeña cintura de Margarita, su desespero fue tanto al ver que la rubia estaba por ingresar a la cab...

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