La decisión de la divinidad

Hestia se saboreó los labios al recordar que estaba por degustar ese delicioso manjar, que ni siquiera le cabía en su totalidad, pero era ociosa. En aquel erguido atributo las venas hinchadas simulaban las raíces de un árbol. Sintió la cabeza en su lengua y con lentitud fue abarcando cada vez más lo...

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