La princesa y el alquimista - Parte 8

Tristán avanzaba por los pasillos, sus botas resonando en ecos agudos. Los sirvientes se pegaban a las paredes para dejarlo pasar. Sabían que cuando el Príncipe de Norden caminaba solo, era mejor no pronunciar una sola palabra.

El rostro de Tristán era todo contención: músculos tensos, mirada firme...

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