12. Cautiva de sus deseos.

El silencio de la habitación se llena con nuestros jadeos, el roce de piel contra piel y el latido desbocado de mi corazón. Estoy atrapada entre ellos, entre dos fuegos que arden con intensidad y sin pausa.

John me sostiene firme, su mano recorriendo mi espalda, mientras Damon me susurra al oído pal...

Inicia sesión y continúa leyendo