31. Decisión de medianoche.

No puedo dormir. La ciudad está envuelta en ese silencio extraño que solo existe después de la medianoche, cuando incluso las sirenas parecen tomar un respiro y el aire es más pesado, casi espeso, como si supiera que voy a hacer algo que no debería. Me muevo en la cama, inquieta, repasando una y otr...

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