49. Esta noche no habrá pactos ni reglas.

El sonido de mis propios latidos me retumba en los oídos como si fueran tambores de guerra, y sin embargo no hay batalla afuera, la guerra sucede adentro, entre lo que pienso y lo que deseo, entre lo que temo y lo que ya no soy capaz de rechazar. John me observa con una calma peligrosa, esa calma qu...

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