59. Confesiones húmedas.

La tormenta cae sobre la mansión como un rugido interminable, el agua golpea los ventanales con una furia que parece querer arrancarlos de cuajo, y los relámpagos iluminan por instantes el salón donde estábamos los tres, atrapados por una noche que no admite excusas para salir ni distracciones para ...

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