66. Tus celos desbordados.

El silencio en la mansión es engañoso, demasiado tenso, como si las paredes estuvieran esperando un estallido que ya no puede detenerse. Camino descalza por el pasillo, todavía con la piel marcada por la noche anterior, y escucho el eco de un golpe seco que me hace detenerme en seco. Es la voz de Jo...

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