8. La tentación.

Las manos de Damon ya están bajo mi vestido, subiendo como fuego. John baja el tirante de mi espalda y besa mi hombro, mi clavícula, mis pechos, con la misma devoción con la que escribe un poema. Mis pezones se endurecen al contacto de su boca. Gimo.

Damon me recuesta en el sofá. Está ardiendo. Sus ...

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