9. No fue solo sexo.

Me arqueo contra sus bocas. Cada uno se turna en una danza silenciosa, casi coreografiada. Damon recorre mis muslos con sus labios entreabiertos, dejando un camino de fuego húmedo, mientras John me besa el cuello como si quisiera tatuarme su deseo.

Sus manos me sostienen, me exploran, me vuelven bla...

Inicia sesión y continúa leyendo