Merecido

Thiago curvó sus labios en una sonrisa, la rabia que Joel tenía brotaba por cada uno de sus poros.

—Y te aseguro que si fuera por mí, te quedarías ahí por siempre. No saldrías ni siquiera a ver la luz del sol —confesó Thiago—. No mereces hacerlo, no mereces estar libre, no mereces ni siquiera respi...

Inicia sesión y continúa leyendo