Capítulo 2. La primera traición parte 2.

Norman

Ella se movía entre mis brazos gimiendo, he intentado sentir mi roce, pasando de la lucha para evitar que la tocara, a restregarse contra mi cuerpo, finalmente la introduje en la ducha, pero como se movía tanto y casi no se podía sostener, me quite la chaqueta y los zapatos y entre con ella para agarrarla por la cintura. Abrí el grifo, la oí soltar un gemido de placer, que por segundos me volvió loco, y la apreté contra mi cuerpo.

-” ¡Lo pones difícil preciosa!, así que estate quieta, y deja que el agua te enfríe. Aunque, si te soy sincero, a mí me gustaría bajarte la temperatura de otra manera”- le dije sonriendo y totalmente empapado.

Noté cómo abría los ojos y me miraba, el color de sus ojos eran verdes como la selva del Amazonas, aunque se notaba que aún estaba bajo las influencias de las drogas, de repente, me cogió por el cuello e inclinándome hacia ella, le oí decir:

-” ¡Por favor, me arde, por favor!”- Y sin más me besó, cuando sentí sus labios, todo mi cuerpo se incendió y por un segundo casi pierdo el control. Así que, a duras penas separé mis labios de ella.

-” Esto no es lo que quieres preciosa, son las drogas las que te tienen así, así que te voy a introducir un ratito bajo el agua fría para que el calor de tu cuerpo descienda y así puedas controlarte mejor”- la apoye contra la pared de la ducha mientras la acorralaba con mi cuerpo para evitar que se callera, de repente noté que se abrazaba mi cuerpo, y comenzaba a restregarse como buscando consuelo con él.

-” ¡Por favor, ya no puedo, más por favor!”- gemía de deseo, y me suplicaba. Mi cuerpo se encendió al instante, su cuerpo curvilíneo, la gran turgencia de sus senos, y la curva de su glúteo me volvían loco, solté un fuerte gruñido y la miré a los ojos.

-” Espero, preciosa, que estés preparada para lo que me estás pidiendo, pero antes para prevenirme y que te hagas responsable que me estas pidiendo. Voy a grabar esta situación, y así evitarme que me denuncies por violación”- y sin más saqué de mi bolsillo del pantalón mi iPhone. Me alegré de que se pudiera meter en el agua, porque ahora mismo ambos estábamos bajo una catarata de agua fría. Lo encendí y lo coloque de manera que nos grabara a ambos e inicie la grabación -” Preciosa, ahora mismo nos estamos grabando, quiero que digas qué es lo que quieres, estoy intentando controlarme, pero quiero que me digas qué es lo que quieres, solo tú vas a ser responsable de lo que suceda entre nosotros”-

-” Por favor, por favor, me duele, quiero, quiero...”- se colgó de mí y comenzó a besarme el cuello, apague el móvil y me entregue a sus besos, me deje llevar y comencé a corresponder a sus besos y a tomar posesión de sus labios, mientras la desnudaba, nos arrebatábamos la ropa el uno al otro. Y una décima de segundos antes de alzarla para llevarla a la cama deje el móvil encima del lavabo.

La tendí sobre la cama y me coloqué sobre ella, no dejaba de gemir y retorcerse, me estaba volviendo loco, no necesitábamos saber nuestros nombres, ni hablar, ya nuestros cuerpos se comunicaban el uno con el otro, y fue ahí, cuando perdí por primera vez el control sobre mi mismos.

Yvaine

Notaba como mi cuerpo no me obedecía, lo único que deseaba era que él me tocara, me besara, y sinceramente hasta mi mente participó de mi entrega, cuando él intentó separarse de mí, yo lo agarré para que no se fuera. El calor que se iba acumulando en la parte baja de mi cuerpo, solo él podía saciarlo cuando me tocaba. Cuando su boca acaricio mis pechos, y beso mi pezón grite de autentico placer y locura. En un momento sentí sus dedos en mi interior, y mi desconocimiento de este tacto, me hizo retraerme en un principio, pero, bien las drogas, el calor, el placer que el despertaba en mi o la mezcla de todo, que él me provocaba, me liberaron de mis miedos, y pude sentir lo que era el placer por primera vez, esto provocó que quisiera más y volví a suplicarle algo, que yo aun desconocía, pero sabía que necesitaba. Le oí decirme que tenía que protegernos, pero mi cuerpo no lo dejó huir, e intensificó el agarrare, las caricias, y hasta acaricio su sexo como rogando por algo.

De repente el gruño como un animal, noté que se colocaba entre mis piernas y como algo presionaba en mi sexo y de repente, el entro en mí, sentí como si me partieran a la mitad y un dolor agudo me atravesó entera, no puede evitar gritar de dolor cuando rompió la barrera de mi virtud con su estocada.  Lo sentí detenerse, como paralizado y desconcertado.

-” ¡Eres virgen!”- me dijo incrédulo, intentó salir de mí, pero mi cuerpo que ya comenzaba a adaptarse a su tamaño, disminuyo el dolor y comencé a sentir placer, no lo dejé, envolví con mis piernas alrededor de sus caderas lo aprisioné para que no saliera de mí.

-” ¿Que me pasa por que no quiero, que este hombre me deje? ¿Tan fuerte son las drogas, que me he vuelto una cualquiera?”- pensé, pero no pude responder a estas preguntas, ya que las palabras, que me susurró en mis oídos me sumergieron en puro deseo y me volvía totalmente loca.

-” Esta bien preciosa, te saciaré, te hare olvidar el dolor, para que solo sientas placer, pero recuerda que acabas de firmar un contrato conmigo, desde esta noche serás mi mujer para siempre, eres mía y ningún hombre podrá tocarte ni poseerte, dejare grabada mi marca en tu piel y no podrás tener otro hombre sólo a mí. Lo has entendido, contéstame o no me moveré”- me exigió en el oído.

-” ¡Si, si por favor, seré tuya, pero quiero más... quiero más!”- mi cuerpo y mi turbada mente tomaron el control.

-” Espero que sepas lo que has hecho, porque ahora te hare mía. Siempre cumplo mis tratos, no lo olvides”- y sin más se dedicó a llevarme durante toda la noche al paraíso. Mi cuerpo, no me pertenecía, era parte de él. El placer y los estallidos de locura, al sentirme flotar se sucedieron toda la noche. Me hizo sentir tan conectada con él, como con ningún otro ser humano.  Aprendí a gritar, gemir, suplicar, y a derretirme en los brazos de un hombre desconocido, pero que se adueñó de mí, de una manera, que, sin saberlo, me dejo marcada de por vida.

Lo peor, es que, a lo largo de la noche, ya no eran las drogas, las que provocaban que le suplicara que me hiciera suya, una, otra y otra vez, era la mujer que ese desconocido, despertó en mi interior, y que pronto me transformaría en una nueva Yvaine Stewart.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo
Capítulo anteriorSiguiente capítulo