Capítulo 198

Los asientos de cuero de mi Porsche apenas se habían calentado cuando Vivian se acomodó en el asiento del pasajero con los brazos cruzados, su expresión tan neutral como si estuviera subiendo a un transporte público.

—Espero que el restaurante al que me llevas valga el daño emocional— dijo sin rode...

Inicia sesión y continúa leyendo