Capítulo 8

MILA

Mientras Samara nos llevaba a Fiona y a mí al comedor principal, sentía mi corazón latiendo con fuerza en mi garganta. Solo podía rezar para no tener que decir nada ni mirar al Príncipe. Y que no me echara a llorar en el acto.

¿Me reconocería Felix? Literalmente llevaba su propiedad perdida. ...

Inicia sesión y continúa leyendo