Capítulo 51 Parece que la felicidad está muy lejos

Amelia estaba sentada en la sala de espera, aferrada a las manos de su madre, mientras que Ricardo se quedó en casa para cuidar de Jonathan. Amelia No dejaba de gimotear, lloró tanto, que sintió que su pecho se desgarraba de su cuerpo, y el dolor que sentía era indescriptible.

—Mamá, se supone ...