CAPÍTULO VEINTISÉIS

El cuerpo de Bianchi golpea una mesa en su caída, pero eso no me preocupa. Isabella aún no se ha movido ni ha dicho una palabra. Me paro frente a ella y chasqueo los dedos.

—Isabella, ¿puedes oírme? —pregunto.

Nada cambia en su reacción. La sacudo y aún no reacciona. El shock la mantiene inmóvil. ...

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