CAPÍTULO TREINTA Y DOS

MELO

Empiezo a reír y me dejo caer en la cama. Ella se sienta sobre mí y se frota contra mi polla.

—¿Te estás riendo de mí? —dice.

Se está frotando contra mi polla y echando la cabeza hacia atrás. Verla excitarse me enciende. Todo lo que hace me enciende.

La sujeto por la cintura para mantenerla...

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