CAPÍTULO OCHENTA Y UNO

Finalmente dejaron que mi abogado viniera a verme alrededor de las 8 de la noche. Por su cara al entrar en la habitación, sé que hoy no voy a salir.

—¿No tienes hambre? —pregunta, mirando la comida para llevar sin tocar frente a mí.

—Estoy bien. ¿Qué está pasando?

—Conseguí las fotos de hoy y las...

Inicia sesión y continúa leyendo