Capítulo 25

La limusina se detuvo frente a mi apartamento. No podía mirarlo a Máximo. Hizo esto en mi defensa, pero fue cruel e innecesario. Tomó mi mano y besó el dorso. Luego metió mi dedo en su boca, pasando su lengua sobre él. Lo miré, sorprendida. Sacó una pequeña caja de su bolsillo y deslizó un anillo de...