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Alimceceg despertó sintiéndose muy mal. Las piernas las tenía entumecidas y su espalda un poco ensangrentada. El khan había cumplido al haberle dado los azotes, pero en ese momento no tuvo energías ni de hablar. Se sentía enferma, como si le hubiesen caído toneladas de piedras. Abrió los ojos lentam...