Un torbellino de confusiones

Mario estuvo a punto de entrar en acción. Amaba a Mariana con toda su alma, y en el fondo sabía que ese hijo que ella estaba esperando era de él. Se armó de valor, pero cuando intentó dar el primer paso, escuchó a Rodrigo decirle a Lorenzo en un tono amenazante:

—Si no fueras el prometido de mi hija...

Inicia sesión y continúa leyendo