124. LA LUNA DE MIEL DE CAMMILA

—Pensé que esta noche podríamos pasarla en la playa, bajo un cielo estrellado y con velas bonitas parpadeando.

—¿De quién es la culpa de que termináramos en esta taberna con hamburguesas grasientas y docenas de malditos hombres tratando de ligar contigo?

Cammila se rió y dio una palmadita en el do...