TREINTA Y CINCO. SHANE Y CAMMILA

—Perdón, ¿has visto a Cammila?

—No. No estuvo en la clase de microeconomía hoy.

—Está bien, gracias.

Sarah se sentó inquieta en su silla. Miró su reloj varias veces mientras esperaba que Cammila apareciera en la puerta del aula. Se suponía que esta era la tercera clase a la que Cammila debía asis...