CUARENTA Y CINCO. LA PARANOIA DE SHANE

—¿Qué haces aquí?

—Hmm... No puedo dormir —Cammila no apartaba la vista del cielo lleno de estrellas. Disfrutaba del aire cálido acariciando su rostro en el balcón de Shane.

—¿Cómo está tu amiga?

—Durmió profundamente en mi habitación. Estaba agotada después de llorar y usó casi una caja de pañue...