Capítulo cuarenta y nueve

Lucas

—Vamos... ejem. Quiero decir, vamos a continuar con nuestro almuerzo. Sí.

Mi adorable compañera tartamudea. Su rostro está completamente rojo y sus ojos un poco llorosos, como si hubiera sufrido una injusticia. Y esto es porque se siente tan avergonzada de que nos abrazáramos frente a, bueno...

Inicia sesión y continúa leyendo