7. Ven, sígueme.

BEA

Una voz ronca, casi fantasmal, resonó contra las paredes de la habitación del hospital. Abrió los ojos, frotándolos con las palmas de las manos, pero aparte de la voz, no había nada inusual cerca de su cama ni en la habitación misma: no había sombras ni presencias, solo la voz.

—Ven, sígu...

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