Capítulo veintidós

El plan para evadir su presencia, para fingir indiferencia, se disolvió rápidamente como la niebla matutina bajo el sol del jardín. Su paso se volvió tan inevitable como el amanecer, una sombra que se fundía en mi camino en los momentos más inesperados. Ya fuera bajo las estrellas titilantes, acompa...