Capítulo veinticuatro

—Entonces, ¿qué tan guapo crees que es?— La voz atrevida de Aelia resonó en el dormitorio de Irina.

—¿Quién?— pregunté, con un tono de incredulidad.

—El chico del casco— intervino Amaya, su risa se escuchaba desde el tocador. —Apuesto a que es feo.

—Prefiero el término chico brillante— añadió Sai...