Parte 45. Epílogo

—¿Está él ahí?

El guardia tembló bajo su mirada antes de asentir con la cabeza. —Sí, su alteza.

Las dos puertas de la habitación se abrieron, y Talia se quedó en la oscuridad del umbral, sonriendo a los dos sirvientes que mantenían las puertas abiertas para ella. Dio un paso dentro de la habitació...

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