CAPÍTULO 29

Darius

Joder, mi esposa era increíble. Me recosté y la miré; todo su cuerpo estaba sonrojado y rosado. No pude evitar pasar mis manos por todo su cuerpo.

—Darius, te necesito —sabía lo que quería, pero eso no iba a suceder. Me incliné y tomé su boca, mi lengua invadiendo la suya y ella me aceptó. ...