86

—Me fui por el bien de ambos, Emma —continúa, aún mirándome intensamente.

—Si mal no recuerdo, te fuiste por tus propias... necesidades. —Al menos tiene la decencia de apartar la mirada y suspirar. Mi cara se está sonrojando y mis mejillas están calientes; hablar de esto ya me está poniendo nervios...

Inicia sesión y continúa leyendo