Capítulo 47

Los labios de Alexander sabían a bourbon y humo de leña. Su boca se inclinó sobre la mía, abriéndose para dar acceso a la cálida y resbaladiza punta de su lengua. Respondí instintivamente, como si una presa se hubiera roto y cada átomo de mi ser se precipitara hacia él.

Mientras nuestras lenguas se...

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