Cap. 54:

La monja corría con desespero hacia aquellos llantos de infantes, el sonido de disparos aún no se había calmado, llegando al exterior de la plazoleta, pudo ver con sus hermosos ojos verdes, como, en efecto, Emmeran y Velkan, así como muchos de los hombres del pueblo, disparaban contra los que parecí...

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