Cap. 60:

— No, nunca me uniré a alguien que deliberadamente se atreve a lastimarme, por mí, puedes irte al demonio Antonescu — dijo María levantándose del suelo y mirando directamente a los ojos grises de tormenta de Emmeran.

— Están despedidas, ambas, no quiero volver a verlas en este hospital, y tú, María...

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