Capítulo ocho

Él fijó sus ojos en los míos, pasaron unos segundos. Podía escuchar su respiración pesada y profunda.

—Dime, ¿qué quieres? —No sabía de dónde había sacado tanta audacia, pero ya no le tenía miedo. Solo quería lanzarme sobre él y hacerlo pedazos. Tal vez eso me haría perdonarlo.

—Cammie, querida —s...

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