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Capítulo 25

Llegué a casa con el corazón apretado y la cabeza hecha un lío.

Mi celular no paraba de vibrar, lleno de mensajes y llamadas de José.

Estaba sufriendo, podía sentirlo en cada palabra desesperada que me había dejado en el correo de voz

—Por favor, se que podemos solucionarlo, maldita ...

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