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—¿Lo quieres o... no?

Sin decir una palabra, Randy soltó mi mano y se levantó. No perdí tiempo en salir corriendo del cubículo, alejándome de él. Zade me atrajo hacia su lado y, al instante, su calidez me envolvió.

—Quizás quieras pedirle a tus monos que se vayan para que podamos ponernos a trabaj...

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