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Jeffrey soltó una carcajada. —Dame un respiro, Alex. Simplemente no querías que tu nueva novia tuviera que volar de regreso a Chicago en la parte trasera del avión, apretujada entre esos dos idiotas, Marco y Dennis. Muy caballeroso de tu parte, muchacho. Y muy fuera de tu carácter.

Fingí ignorancia...

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