Capítulo cuarenta y cinco

Raleigh

Sin apartar la mirada, enrosco mi mano alrededor de la parte trasera de su cuello, instándolo a bajar hasta que nuestros labios están a un suspiro de distancia. Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, susurro, “Te quiero, Lincoln.”

“Me tienes,” exhala mientras se apoya en un codo a ...