Capítulo treinta y cinco

Brooklyn

Desde la muerte de mi madre, no soy una persona que reza.

Antes de que mamá se enfermara, asistíamos a la iglesia cada domingo por la mañana y los miércoles por la noche, memorizando las escrituras y pudiendo recitar versículos de memoria sin problema.

Mamá era una cristiana devota, y me e...

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