Capítulo dieciocho

Lincoln

Llego a la casa de Raleigh media hora después, con mi polla aún dura, y salto del taxi. Ella me espera en el porche, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y se pone de puntillas, tratando de cerrar la distancia entre nuestras bocas para darme un beso.

Decido hacerla trabajar por ello, ...