Capítulo treinta y uno

Lincoln

El vibrar en mi bolsillo me saca del estado de semisueño en el que estaba mientras el autobús avanza por la carretera de camino a casa. No puedo controlar la sonrisa que se forma cuando veo que es Raleigh quien me llama, mi polla endureciéndose al pensar si podría convencerla de tener sexo ...