Capítulo 19. La salvadora.

Izan

El olor a pólvora y sangre impregnaba el aire, después de haberse detonado varios disparos.

Mi respiración era un gruñido bajo, profundo, mientras giraba la cabeza en busca de nuestros guardaespaldas. Debían estar cerca.

La adrenalina latía en mis venas, como un tambor de guerra, resonando ...