Capítulo 20. Un refugio en la sombra.

Dante Armone.

El sabor metálico de la sangre aún persistía en mi lengua. El dolor en mis costillas ardía como brasas encendidas, pero lo ignoré. No era momento de flaquear.

Los recién llegados nos ayudaron a levantarnos, aunque la urgencia en sus movimientos dejaba claro que no teníamos tiempo ...